(01)Prólogo Leyendas, sin parar de soñar
Encendió sus dedos con un chasquido, entornó la mirada en unos ojos huecos de los cuales emanaban llamas. Al poco, se convirtió en una luz candente que no tocaba el suelo, tenue y naranja. Él, perplejo observó como todas las criaturas de su niñez, de las cuales siempre se ha rehusado a creer, empezó a aceptar que eran verdad.
Soltó los leños que sujetaba entre sus brazos, abrigado por una manta de pelo de oso y unos pantalones marrones oscuros, apretó sus temerosos labios entre una espesa barba moteada por tempanos de hielo y nieve. Al ritmo que los troncos sonaban al chocar entre sí, alzaba su agarrotada mano para sujetar el hacha que hoy había sido afilada, por lo que pudiera pasar.
Aquel ser, criatura o ente postrado ante él, con todo su saber del mundo, ocultó una suave sonrisa que se acompañó del sonido que hacían sus labios al crujir. Y tal como apareció una imagen con claridad, se marchó en un sendero de llamas que surcaba el cielo, mientras devolvía la mirada a aquel hombre que aún temeroso, sujetaba el hacha.
Más, quiero leer más.
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