17 Leyendas: El nacimiento de la muerte
A la mañana siguiente Roin fue el primero en despertarse, así como en levantar su castigado cuerpo por el constate viaje que no daba descanso alguno. Las hojas de los árboles se movían con un suave viento mientras que la sensación de humedad que despendría el rocío acariciaba su cara que poco a poco se había acostumbrado a los distintos climas por los que había viajado. Anduvo por la zona para buscar algo de madera que echar a la hoguera y calentar la cueva antes de volver a partir. Mientras se agachaba a coger unas ramas que parecían más secas, entre algunos matorrales se escuchó el crujir de otras ramas. Roin tembló de miedo, y con ese mismo miedo intetó echar mano a su hacha, la cual se había dejado al lado de donde había permanecido durmiendo. El miedo nuevamente golpeó su cuerpo y se ensanchó hasta que brotó de su frente en forma de sudor frío. Poco a poco las ramas se partían cuanto más cerca era el sonido de estas acompañadas de pisadas que golpeaban el suelo a un ritmo ens...