16 Leyendas; Conociéndose
Tras un momento en el que las hermanas pudieron añorar su tiempo sintiendo que se amaban en un abrazo enmarcado por la mirada del ermitaño volvieron al mundo para ver como Roin permanecía en silencio a una distancia prudente sin enturbiar aquel sentimiento que sólo ellas compartían.
Tan pronto como recuperaron la noción del tiempo unas pequeñas gotas aparecieron, haciendo tambalear las llamas de la hoguera que luchaba por mantenerse encendida. Ere y Roin corrieron a tomar las cosas que habían dejado por el suelo refugiarse de la lluvia que tomaba fuerza a su alrededor. Se ocultaron entre unas grandes rocas que se presentaban en forma triangular ante ellos, dejando aquel sitio limpio para trasladar el campamento.
Mientras que ambos colocaban las cosas en silencio sintiendo cierta incomodidad por haber visto aquel instante mermado de sus manos, se dieron cuenta que Linfa había preferido sentir aquellas frías lágrimas del cielo mezclándose con la ropa que la cubría. En un atisbo de la nube que cubría el cielo pudo dejar un claro haciendo pasar la luz de luna que brillaba con fuerza aquella enturbiada noche, permitiendo a Roin poder observar como su amiga extendía poco a poco los brazos hacia el cielo con las manos abiertas. Mientras, su cuerpo iba tomando forma observó que las gotas se mezclaban con la piel de su cuerpo desapareciendo el tono bronceado así como aquel cabello de azul oscuro que también se desvanecía junto a su cuerpo destonandose hasta tomar el color de un cielo con ánimo de tormenta.
Tanto Ere como Roin se asombraron por aquello, mientras que Linfa permanecía sumida en un sueño haciendo que su cuerpo se ondulara para tomar la forma del agua. La lluvia cogía fuerza a la vez que aquella joven desaparecía en la noche dejando un cuerpo translúcido imperceptible mientras la oscuridad la ocultaba, con pequeños movimientos se giró y pudo recuperar la mirada de sus compañeros.
- Por fin se encontró con su elemento - dijo Ere al tiempo que dejaba escapar una leve sonrisa.
Linfa simplemente disfrutaba su momento al poder mezclar todos sus pensamientos en lo que siempre ha sentido que era su hogar, siendo simplemente agua que levita tapada por las finas telas que llevaba ahora mojadas.
Dio pequeños pasos hasta donde su familia la esperaba con los ojos cerrados y apartando la tierra a su paso con unos pies que formaban pequeñas olas cuando se movían.
- Es precioso - dijo finalmente Roin.
Así la joven continuó hasta llegar debajo de las piedras donde pudo recuperar su forma humana y abrir los ojos que parecían estar bañados en lágrimas.
- Me siento viva - dijo Linfa con una confiada sonrisa.
Levantó su mano izquierda haciendo una pequeña cárcel con los dedos donde una bola de agua apareció en un brillo blanquecino por el reflejo que daba la luz sobre la figura. Todos permanecieron disfrutando aquel momento durante un tiempo hasta que Linfa despertó para recuperar completamente su cuerpo y mente.
Tras ello colocaron las cosas para encender de nuevo el fuego y cocinar los animales que tenían para terminar con su hambre desvocada. Al tiempo que Ere y Roin hacían las cosas, Linfa estaba en la abertura de las piedras jugando con las gotas de agua que llamaba sacando un dedo y dejando que fueran corriendo por el cielo hasta su cuerpo. La noche se mantuvo en silencio acompañado del constante goteo de la lluvia en el suelo.
Al despertar el suelo estaba húmedo pero las ascuas del fuego mantuvieron aquel pequeño habitáculo cálido, Linfa seguía sentada en la misma posición con los ojos cerrados y respirando profundamente.
- Buenos días - dijo Roin al levantar su malgastado cuerpo por la posición en la que tuvo que dormir.
- Es necesario encontrar al resto de nuestras hermanas para salvar a Hela - respondió Linfa mientras se daba la vuelta.
- Tenemos que intentar averiguar dónde podrían estar, pero no tenemos una pista si quiera - replicó Ere cuando abrió los ojos y se limpió la tierra acumulada en su cuerpo.
- Hasta ahora hemos bordeado las montañas del norte acabando en el sur de la tierra para encontrarnos contigo en un desierto - le dijo Linfa - solo nos queda ir hasta el este, de esta manera nos acercaremos al templo que se encuentra oculto en la montaña de Teeran - se levantó dándose pequeños golpes en la ropa para soltar las pequeñas piedras que se habían quedado pegadas por la humedad.
Roin echó mano a su mochila y sacó su mapa, el cual había ido rellenando con los datos que Hela le había aportado y con los que había vivido.
- Cythan estaba por esta zona - dijo haciendo círculos en una estrecha zona del mapa - por lo que debemos haber llegado hasta aquí - en aquel punto que señaló se dibujaba una línea que representaba la base de una montaña con pequeñas cruces que simulaban una arbolada - por lo que Teeran deberá estar en esta zona siguiendo este camino - aquellas palabras iban acompañadas por indicaciones en el mapa siguiendo una línea imaginaria que él trazaba con el dedo.
-¿Qué es esto? - preguntó Linfa señalando una ciudad que tenía un dibujo de una muralla.
- Eso es la ciudad de Rother - respondió el ermitaño - allí viven una raza de pequeños humanos que llamamos "enanos'-
Los tres permanecieron estudiando sus posibilidades y meditando el camino que debían tomar.
- Yo creo que debemos acudir y buscar indicios de nuestras hermanas - dijo Ere al ver la situación en la que se encontraban.
- Con el caos de la ciudad es posible que los goblins nos hayan perdido el rastro - añadió Linfa - pero no sabemos dónde está Hela y cuanto tiempo nos queda hasta que las fuerzas de la oscuridad se muevan - esas palabras hicieron sentir un pesado agobio para ella.
- Los elfos nos atacaron la otra vez ya que según veo pasamos por un territorio donde habitan, pudieron sentirte si están en sincronía con los elementos, pero también sintieron la presencia de las fuerzas enemigas por eso nos atacaron - dijo Roin echando un vistazo al libro que había rescatado de la biblioteca.
- Tendremos un poco de tiempo si lo que Linfa ha dicho es cierto, podremos ir a Rothan y de allí partir a Teeran con la esperanza de encontrar a Hela en el templo - describió el plan Ere poniendo una mano sobre el hombro de su hermana para liberarla de la presión - sabemos que nos necesita a todas para lograr lo que desean, por ello debemos poner a salvo primero al resto antes de intentar encontrar a Hela -.
- Salvaremos a Hela, te lo prometí una vez y ahora te lo recuerdo - dijo Roin haciendo que aquel pequeño hueco entre dos piedras pasase a brotar un sentimiento de lealtad y esperanza para todo lo que iba a pasar.
A lo lejos, pequeñas hogueras estaban ocultas entre los árboles mientras que los goblins comían carne de humanos a los que han ido dando caza y atemorizando por donde pasaban.
- Nuestros exploradores los han vuelto a perder - dijo atemorizado un Goblin que se recogía en su miedo cubriendolo en el centro del pecho con su cuerpo.
- No esperaba menos - respondió el líder que estaba sentado junto a dos guardias que permanecían comiendo todos frente al brillo de una lumbre donde el torso de un hombre estaba rotando para darles alimento a todos - ahora vengo - y se levantó dándole la espalda al ser que le había hablando.
- Señor tal vez... - le dijo el Goblin intentando aportar una idea para la caza.
El líder detuvo sus pequeñas piernas juntas y levantó su mano derecha - solo...- suspiró con fuerza - cierra la boca -.
Continuó caminando hasta que finalmente pudo estar lo suficientemente lejos como para quedarse solo, sacando de nuevo la bola para podrecer a invocar.
- Señor, todo va como lo había indocado - le dijo el líder al ojo que se abría de nuevo.
- Como debe ser - aquella voz salía de lo profundo de la noche mezclada con una sensación en la que desaparecía con el viento - ha comenzado el tiempo en el que las fuerzas de la oscuridad dominen la tierra que los dioses nos arrebataron, por ello estás tú aquí - el ojo permanecía inmóvil en el centro salvo por pequeños espasmos - mientras que poco a poco liberamos las demás bestias como el gusano de tierra, vosotros sembrais el caos en las tierras que destruis a vuestro paso - la voz permaneció en silencio durante un momento, como si estuviera tomando un gélido aliento para continuar - seguid presionando a esas elementales para que acudan directamente hasta el templo y allí nos ocuparemos de ellas como se merecen -.
- Las hemos perdido el rastro... - dijo el líder en un tono de lamento.
- Os invocamos porque podíamos confiar en que se hiciera lo que se te ordenaba - el tono pasó a ser mayor mientras que un aroma de odio emanaba en sus palabras - el haber tenido que hacer frente a las bestias os valió como excusa en aquella estúpida revuelta donde has perdido a la mitad de tus siervos, pero estás empezando a ser un molesto error constante - terminó diciendo el orbe con un claro mensaje de amenaza en sus palabras.
- Hicimos lo que pudimos para evitar que tomaran prisionera a la elemental del agua, si no hubiera sido imposible encontrar donde la habrían escondido - se excusó nuevamente el líder al tiempo que ponía odio en su mirada.
El orbe permaneció en silencio sólo pudiendo escuchar una respiración entre cortada.
- Desde aquí seguimos invocando a seres de la noche en el portal para que acudan en vuestra ayuda - dijo el orbe - mientras que la energía del elemental de fuego nos mantenga abierta la grieta seguiremos destruyendo el mundo de los humanos poco a poco, aunque ya nos encontramos resistencias en las ciudades de estos, por lo que necesitamos que los elementales lleguen cuanto antes al templo para invocar al dios de la muerte, así que espero mucho más esfuerzo por vuestra parte - el orbe no dio tiempo a responder al líder desapareciendo en un segundo y finalizando así la conversación en aquel encuentro.
El líder Goblin se quedó mirando con las palabras en la boca mientras que hacía gestos de frustración con los dedos. Guardó de nuevo el artefacto mientras planeaba y maldecía en su cabeza.
Su plan era otro distinto, pero necesitaba obedeciendo las órdenes del mismo modo si quería recibir refuerzos en sus fatigadas filas que daban caza sin descanso a seres que habían escapado mientras que ellos mataban y masacraban a las gentes que habían salido de Cythan huyendo del gusano que su amo había liberado y que aún mantenía un latido escondido en su escamado cuerpo.
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